Por Noelia Rodríguez
En un contexto cada vez más exigente, la visión y capacidad de adaptación de las PYMES marcan la diferencia.
El contexto actual es tremendamente exigente con todas las empresas, pero especialmente con las pequeñas y medianas que tienen que competir a la misma velocidad, pero con menos recursos. La buena noticia es que su supervivencia no depende únicamente de su capacidad para competir, sino de su habilidad para adaptarse y transformarse: identificar oportunidades de futuro y aprovecharlas. Y aquí, cuentan con una clara ventaja: su tamaño. Ser más pequeños nos permite ser más ágiles a la hora de identificar los cambios y adaptarnos a ellos.
La pregunta que nos surge es: ¿por qué nos resulta tan difícil? Uno de los problemas que nos encontramos al trabajar con Pymes, es la falta de recursos y de tiempo para la reflexión estratégica, salir de la operativa del día a día para proyectarnos y crear una visión de la empresa hacia la que orientar nuestros esfuerzos estratégicos en el medio y largo plazo. Esa visión estratégica es fundamental para optimizar nuestros recursos actuales y construir las capacidades que necesitamos a futuro.
Una vieja historia cuenta que dos leñadores competían por cortar el mayor número de árboles posible. Mientras uno cortaba y cortaba sin parar, el otro paraba de vez cuando. El leñador que cortaba sin descanso estaba convencido de su victoria, pues no había parado ni un solo segundo. Sin embargo, al hacer el recuento, el otro leñador había cortado más troncos que él. Sorprendido, le preguntó: ¿Cómo es posible que hayas cortado más troncos si te has parado varias veces? -Verás -le respondió-, cada vez que me veías parar, estaba observando el bosque y afilando el hacha, así podía cortar más árboles y mejor-.
En terminología de empresa, podemos establecer un paralelismo entre esta historia y la capacidad ambidiestra de la organización: ser capaces de organizar nuestros recursos para optimizar nuestras capacidades actuales y, paralelamente, definir y crear las capacidades que necesitamos a futuro para alcanzar nuestra visión estratégica. Esto es, encontrar espacios para observar el contexto y afilar el hacha mientras seguimos cortando árboles.
Todas las empresas y organizaciones, independientemente de su tamaño, deben dedicar un tiempo a este proceso de reflexión abierto y estructurado, y este es un buen momento…